Todas las
tardes al regresar del colegio los niños tenían la costumbre de ir a
jugar al jardín del gigante, que había ido a visitar a un amigo,
permaneciendo siete años fuera. Era un gran jardín solitario, con
césped, flores, melocotoneros... y donde los pájaros cantaban
deliciosamente.
Pero un día el gigante regresó, y al ver a los niños
jugueteando en su jardín, se enfadó tanto, que lo cerró con un muro alto
prohibiendo así la entrada en él.
Al llegar la primavera en todo el
país hubo flores y pájaros, excepto en el jardín del gigante, donde
continuaba siendo invierno.
Una mañana el gigante oyó una música que
le gustó. Se asomó a la ventana y vio que por una grieta abierta en el
muro los niños habían entrado a su jardín, encaramándose a las ramas.
Los pájaros revoloteaban y las flores se reían sobre el césped.
Tan
sólo en un rincón del jardín seguía siendo invierno, en él se encontraba
un niño tan pequeño que no había podido llegar a las ramas del árbol y
lloraba amargamente.
El gigante que lo observaba se enterneció, y se
dio cuenta de lo egoísta que había sido y comprendió por qué la
primavera había tardado tanto en llegar a su jardín.
Cuando los niños lo vieron huyeron y el jardín se quedó otra vez invernal.
El
niño pequeñito no huyó. El gigante lo cogió cariñosamente y lo depositó
sobre el árbol, que inmediatamente floreció, y los pájaros volvieron a
posarse y a cantar sobre él.
Los otros niños viendo que ya no era malo, se acercaron y la primavera les acompañó.
El
muro fue derribado y su jardín se convirtió nuevamente en el sitio de
recreo a la salida del colegio. Pero el niño pequeñito por el que sentía
un gran cariño no volvió a verlo.
Pasaron los años y el gigante fue
debilitándose, no pudiendo tomar parte en los juegos. Una mañana miró
por la ventana y vio que en el extremo del jardín había un árbol casi
cubierto de flores blancas, bajo él estaba el pequeñuelo a quien quería
tanto. Corrió a él y un temor respetuoso le invadió, cayendo de rodillas
ante el pequeño.
Cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al gigante muerto bajo el árbol, todo cubierto de flores blancas.